jueves, 28 de junio de 2018

Tiempo (cris exis cap 1)

No le temo a la muerte, pero me acojona el paso del tiempo.

La muerte llega sin respetar toque de queda alguno. Es una puta -que no prostituta- exigente y orgullosa, que no se baja los pantalones con eufemismos que maquillen sus intenciones. No tirita en la discreción de las esquinas, va buscando calor a quema ropa
y no para hasta encontrarlo.

El paso del tiempo tampoco siente excitación alguna por los prostíbulos, pero muestra cierto cosquilleo en la entrepierna cuando le hablan de tabernas. Se presenta dulce y ameno y nos incita a beber de él hasta hacernos perder la noción de la vida.
Busca que le metan boca sin antes siquiera haberlo mirado a los ojos, a eso de cuando todos los gatos son pardos y los gallos difuminan el eco de las manecillas del reloj.

Reloj que no para,
reloj que no vuelve.

Mas llegará el día, como llegan todos los "llegará el día", en que la botella ya no nuble la vista y finalmente sea posible mirarlo a los ojos. Para entonces, el novel gallo que antaño anunciaba el ocaso de la juventud combatirá la resaca en las gargantas de otros jóvenes, y el peso del reloj caerá encima como lo hacen los troncos, cuando la saña del leñador se cierne sobre el hacha.



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